miércoles, julio 29, 2009


El Beso
Metió la cabeza entre medio de sus piernas, asfixiando sus oídos para que estos no oyeran lo que el decía, le parecía algo cruel, perverso, ilógico.
Pensaba mientras el le daba explicaciones sin sentido, que la vida a veces se confabula de una forma maquiavélicamente cruel, pero estética y maravillosa, tan perfecta para nosotros los seres humanos, que se escapa de nuestras dimensiones limitantes y es por esto que todas las consecuencias de estas confabulaciones estéticas las percibimos erróneamente, por que no somos capaces de ver el verdadero sentido, reaccionando frente a estas con un sentimiento extremadamente doloroso.
Y en ese momento si que el sentimiento era extremadamente doloroso e in-entendible, podría perfectamente re-irse de la situación si la miraba desde afuera y podía llorar atrapada en ese cuerpo, su cuerpo borracho y desorientado.
(Un día de verano, sentados en un living con sillones azules, una mesa de centro de madera y en las paredes cuadros de un pintor fracasado. Sobre la mesa de madera dos botellas de cerveza, una vacía y la otra, un poco más abajo que la mitad. Un cenicero lleno de colillas de una marca de cigarrillos que no eran Lucky Strike, pero corrientes)
Apenas sacó la cabeza entre sus piernas tomo uno de esos cigarrillos baratos y lo consumió hasta el fondo, hasta el filtro asqueroso lleno de nicotina asquerosa mezclada con saliva, también asquerosa.
La situación era un verdadero desastre por donde se le mirara, el hablando sin parar tratando de excusarse en palabrería barata, su voz para ella ya era una música ambiental Hostigosa y vertiginosa, tan pendejos y metidos en problemas hasta el cogote. Ya no había más que hacer.
Ella tomaba la botella y bebía su contenido de una forma automática, bebiendo y respirando alternadamente para no llorar, el trataba de tranquilizarla acariciándole el cabello jurándole que todo estaría bien, ella sabia que nada estaría bien, que de ahora en adelante ya nada estaría bien, que su vida de un momento para el otro se había convertido en un maldito bodrio, tan pequeña y ya sabia que la vida apestaba.
Tanta confusión tanto amor y a la ves tanta peste, era como el beso de Magritte manchado con sangre, salió corriendo disparada subiendo las escaleras rápidamente, levantando la tapa de la taza del baño, abrazada a ella vomitando, pidiéndole explicaciones, peleando con ella, la taza nunca le contesto nada, solo la contenía, solo servía para lo que ella quería botar, cerveza y el desayuno de la mañana.
El muchacho corrió también por las escaleras pero la puerta del baño estaba totalmente cerrada ya que había un bulto tirado en el suelo que impedía que la puerta se abriera.
Después de media hora ella salio derrotada como si hubiera sido la protagonista de un parto sin anestesia, cansada, demacrada, horriblemente despeinada y desconsolada, en estos momentos ya no pensaba, era un ser inerte que se mantenía de pie solo por que poseía/poesía pies y piernas, por nada más, había poesía en sus ojos, aun había brillo en sus ojos como siempre, le dijo el.
La Pequeña se sacó los zapatos y se acostó a su lado.
(Una habitación con un camarote, la habitación con paredes azules y persianas, por la ventana, no entraba luz)
Ella olio el pelo y el cuello blanco del muchacho, lo abrazo con las piernas, se acerco hacia su aliento, lo beso en la boca.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y ya sé que todo miedo
Esconde un deseo
Y más, más y más lo creo
Cuando muy de cerca te tengo
Viene el silencio
Me pongo muy inquieto

Tratando algún movimiento
Y tu así me miras sonriendo
Entonces entiendo.

Veo mi instinto en tu espejo
Y creo sentir que tus dedos
Cruzan el hielo que tanto,
Tanto me costaba romper.

Anónimo dijo...

Parafernalico
adios.