Ostia ¡
La interpretación dialéctica había caído baja, ya empezábamos a hablar extraño y a bailar con los tambores africanos, siendo que lamentablemente ya no estábamos en África, antiguamente mis antepasados me susurraban al oído, que la felicidad era rodar por los pastos pubertos que crecían verde por algún lugar, pensando que ahora mismo nos hace feliz tomar coca-cola haciendo oídos sordos para que ese momento sea único e irrepetible, parando el movimiento peatonal y escurriendo nuestro cuerpo como el gas que pasea por nuestras gargantas haciendo que esto se convierta lentamente en nuestro orgasmo de media mañana como sexo brutalmente fácil ,montándonos al espectáculo macabro de circo , de risas y de apretones varios como animales exóticos dentro de vagones de colores infectados por alguna propaganda de multitienda o desodorante anti-estrés de flores botánicas recomendadas para una mayor fertilidad, ¡fertilidad al carajo!, con esta vida , ya nadie cuerdo quiere traer criaturas al mundo.
Me cago en la leche.