jueves, noviembre 14, 2013

Introspección 1/2


Me gustan tus historias de histeria y las marcas en tu cuerpo, a mi igualmente me hubiera gustado tener una amante bailarina que se parara desnuda en punta de pie frente a mí, como me hubiera gustado tener una mujer que me cantara al oído con una voz grave, quizás masculina, que tuviera el cabello corto y negro, como una fantasía adolescente pero sin adolecer.
Yo podría tener muchas pretensiones, tener ganas de acostarme con muchas mujeres que tengan tu nombre invertido al revés, que cada vez que se dieran la vuelta mostraran un rostro diferente, que cuando abrieran la boca de ellas no salieran palabras, que se callasen la verdad y la mentira, que solo me miraran mostrándome sus pechos desnudos con pezones de frío sobre almohadas tibias…
Pero no le  envidies la belleza a las mujeres, ni sus muslos, ni sus caderas, ni sus espaldas insinuantes, tampoco sus labios, en ti existe una belleza que no se determina por la procedencia ni menos por la genitalidad, es mucho más desafiante que eso, es algo mucho más inexplicable, que no se representa en la poesía ni en los libros que he leído, es algo a lo que solo puedo adentrarme como en un cielo infinito.
Miro tus ojos y toda la existencia anterior a ese momento desaparece, pero no hay oscuridad ni miedo, tampoco existe Dios ni Satanás, veo tu naturaleza convertida en carne que me alberga en tu calor conmovedor, que me llena…


Me pasó que en esta cotidianidad opaca, deje de verte, deje de mirarte y tus ojos adquirieron otro significado para mí.  Me di cuenta de mi discapacidad para estar sola, estando contigo y cuando nos tuvimos deje de preocuparme, parece un enigma, pero el amor es extraño y nos sorprende con sus extrañezas, uno desea lo que no tiene y al parecer el tenerse destruye la magia de la imposibilidad de poseer y en la posibilidad uno se transforma en el yugo y el flagelo de otro, en el amor flagelado también hay un goce, un intenso goce ante el vértigo de la muerte, la muerte del amor, o la posibilidad de no existir más en el conjunto, padecemos de nuestras enfermedades mentales contra los otros, no intento justificarnos con esto ¿ pero no resulta imposible padecer dolores del alma? Nos oscurecen y en aquella oscuridad cubrimos el amor/ y el amado con un manto negro, atrapante/atraparte, como si fuera una posesión, y en aquella posesión de oscurísimos anulamos y negamos todo aquello a lo que tememos y amamos a la vez 

Es la presencia del ser desconocido

1 comentario:

Anónimo dijo...

qué alegría. volviste a escribir.
saludos,
m.s.