miércoles, enero 13, 2010





Un oso, un oso grande y gris




Un oso, un oso grande y gris. Que se vuelve, que se envuelve en sí mismo.
Un oso grande y gris que se acuesta en mi cama.
Que me hace el amor y que me aprieta con sus dientes y me rasguña con sus uñas de oso.
Un oso grande y gris que se revuelve en su mente racional, dejando de lado su naturaleza de oso.
El oso, no sabe que es un oso, el oso pretende ser un humano, el oso habla como humano, lee como humano y me mira como tal.
El oso se escapa de su naturaleza, el oso corre hacia mi cama y se mete entre mis sabanas y me habla sobre sus pensamientos, sobre lo que él cree que significa ser un ser humano, lo que significa vivir.
El oso gris es grande y elocuente, es muy elocuente, a veces me pregunto quién es el verdadero animal, si él o yo.
La mayoría de las veces soy yo la que no me puedo contener, soy yo la que deja la racionalidad de lado y es el oso grande y gris que muchas veces hace que yo me reprima.
Yo quiero visceralmente al oso grande y gris, el oso me hace enormemente feliz. El oso me envuelve con sus manos de oso y me aprieta fuertemente contra su cuerpo de oso y a veces me penetra con su pene de oso, en compañía del oso soy inmensamente feliz.
Hay veces en que el oso debe marcharse, se levanta y se marcha erguido en sus dos patas mientras yo me pongo en cuatro rogándole que no se marche. El grande oso gris cuando decide alejarse de mí, nunca mira hacia atrás.

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