sábado, enero 09, 2010

Reflexiones de la Autor
Tengo miedo de escupir, tengo miedo de manchar con tinta roja mis pantalones solo por el hecho de ser una mujer descuidada. Existe algo que va más allá, que me va delatando frenética pero cuidadosamente.
Existe un sopor culpable ante mis palabras escritas, existe algo que me enajena de la propia escritura pretenciosa, que está agonizando, que lentamente muere y recae y mancha mis pantalones, que mancha mi rostro y mis dedos de tanto no escribir.
Existe mentira en mi de tanto no escribir, se mutila una parte importante la cual no quiero dejar morir. Se debe acercar un rescate menos paulatino, un rescate menos apaciguador. En el pasado debe quedar el escribir estas líneas poco fluidas y torpes. Tengo ideas es mi cabeza que convulsionan diariamente y se estacionan en mi cerebro haciéndolo crujir, como si existieran ahí dentro maderas secas que están a punto de podrirse por el desuso.
La escritura se relaciona con la muerte, la escritura es desapego del dolor y a la vez este es la base a la inspiración, la desaventura y el dolor se envuelven en un juego tormentoso y a la vez creativo, en donde la busca de soluciones para dejar de sentir son el impulso de la conjugación de la escritura pretensiosa.
Mi cuerpo lentamente se ha ido apoderando de mi mente creativa, la que poco a poco va dejando al cuerpo el cual ya se comienza a manejar solo. Palpo las vivencias, abro mis piernas y mi boca a escenarios provocativos y llenos de una fantasía real, juego dentro de la realidad racional e irracional, me muevo y soy una protagonista latente de la vida del ahora.
No quiero trascendencia, ni alago, ni inspiraciones sujetas al dolor, no te quiero ni a ti ni a los otros, ni a personajes descabellados salidos de la realidad distorsionada, la escritura debe dar un vuelvo abrupto e insensible, dejando de lado la melancolía y de lado el pasado .

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