miércoles, febrero 07, 2007


15.

Y es que todos los días me pregunto lo mismo, cuando suelo caminar descalza vestida de bragas, las que me regalo todos los años para mi cumpleaños, que los regalos de ropa interior comenzaron quizás hace unos tres años cuando comencé a darme cuanta que continuamente la inocencia se perdía en baños y lugares públicos, no comenzare a relatar mis desdichas, señores, esto no es una crónica, esto es la vida.
Entro en la habitación y toda la ropa se encuentra en el suelo, que es causa de mi indecisión, no me gusta, no quiero, hace calor. Que retomo la vida mientras cuelgo las tiras en el perchero y recuerdo cuando fue la última vez que vivio la falda corta de mezclillas, la solera celeste que compre en la feria por trecientos pesos, y como decir que me parto en mil, por que el cuerpo ya no basta, la satisfacción ya no corre ganándole a los caballos, y llego la calma, el tiempo se cambia, mi música ya no lleva ni letras ni notas ,el hacer amor ya no lleva sentimientos, ni pasión, ni cuerpos, el hambre no se basa ni en mis deseos ni en la gula de gigantes, el respirar no lleva aire ni contaminación.
Pero bailo sola, y que mas da, si ya no queda nada, solo yo a pocas horas de la mañana, que esta noche el amor la ropa no rasgo, fui yo en el intento de saltar 100 veces sobre la cama sin respirar, ni la política ni las vitaminas harán algo por mi escuálida personalidad, por que finalmente sola, sola como siempre, me hablo conjuntamente , me hago el amor.
Me siento en el diván.
Por ahí se encuentran los cigarros en la puta cajetilla que se esconde cada ves que quiero echar humo por la boca, voy al balcón y extraño a Antonela por que en estos momentos la quisiera detrás de mi sentada con las piernas abiertas para formar con su sexo un sillón para mi, los lucky entremedio de los dedos, los pantaloncitos empijamados levantándose la solera para los transeúntes (risas).
Que el cafecito después de comer, que el masajeador viendo tele, la ducha cuatro por cuatro escasos centímetros, el jueguito del amor pasional en el baño de la casa de tu madre mientras los hombres decían esa tarde ¿Por qué las mujeres van de dos al baño?, si el mismo, el viejo de 27 que nos pagaba las salidas pubertas , e inocentemente, mi felicidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Y te amo porque alegras hasta a un sauce llorón :)